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Dos meses y un día…

Treinta días de confinamiento, con perspectiva de que acaben siendo dos meses y un día, dan para muchas cosas… Por ejemplo, dan para una reflexión sobre el antes y el después de esta tragedia en forma de pandemia que compartimos como humanidad y para unas cuantas cosas más…

Reflexiones sobre lo que no quieres pensar, porque sabes que posiblemente generará aún más ansiedad de la que ya sufres en un momento en el que conviene evitarla más que nunca. Esa maldita ansiedad que provoca el no saber qué nos espera a la salida del túnel; el no saber cómo cambiarán nuestras rutinas de vida de los últimos años o de toda una vida; el de no saber en qué quedará la seguridad que creías haber alcanzado para ti y tu familia; la de vernos más vulnerables que nunca, más inseguros que nunca… Y en esta reclusión vamos abriendo unos ojos que se nos habían cerrado, impidiendo el poder valorar muchas cosas y el entender correctamente muchas otras.

Cuando entras en los 50 parece que se perciba más el paso del tiempo; no quieres perderlo porque pasa muy, muy deprisa… Y este es otro factor generador de angustia, sobre todo cuando te ves obligado a encerrarte entre cuatro paredes y ver como pasa por la ventana sin poder saborearlo. Nos sentimos más frágiles ante un futuro incierto del cual percibimos el riesgo de no poder seguir disfrutando en él de ese nivel de vida que tanto nos había costado alcanzar; o lo que es peor, el de tener que sufrir otro aún más lamentable del que ya teníamos. Ciertamente, siempre se puede estar peor de lo que ya estabas antes…

Lo mires por donde lo mires, la incertidumbre normalmente es una mala compañera de viaje, no te deja ver ni pensar con claridad; es como cuando te quedas bloqueado por el miedo en un mal sueño que, incluso estando dormido, notas como te impide mover las piernas bajo las sábanas…

Pensar excesivamente en el mañana es tan peligroso como obsesionarnos con el pasado. Ahora nos empezamos a dar cuenta de que, hace tan solo dos meses, pensábamos en qué hacer con nuestros merecidos días de vacaciones; sin embargo, en lo que pensamos hoy es en ese familiar o en ese amigo que tenemos ingresado luchando por su vida; o en el número aterrador de personas que nos sigue dejado cada día, arrasados por una nueva enfermedad que no tiene compasión alguna, que no entiende de fronteras, ni de ideologías, ni de gobiernos, ni de religiones. Sí…, como todas las enfermedades, pero esta es distinta…; parece una grotesca y cruel lección por nuestra forma de vida, basada en el consumo desmedido y en una falta atroz de respeto por el medioambiente y por nosotros mismos; un monstruo que quiere llevarse, de un solo golpe mortal, toda la autocomplacencia e insultante confianza en nuestras capacidades de superación, junto a ese egoísmo social rebozado en desidia moral que poco a poco nos ha estado anulando como sociedad; pero también un golpe que está arrastrando como un tsunami a miles de víctimas, a nuestras ilusiones y a nuestra libertad, en un tiempo tan corto que nos deja absolutamente aturdidos y abrumados, hasta el punto de ser incapaces de asimilarlo.

Un impacto cruel y directo a nuestra línea de flotación moral, porque no hay mayor miedo que el de perder a los seres queridos y el cariño de la familia, que son el mayor tesoro que podemos tener y un pilar fundamental para soportar la dureza de la existencia. Porque te han quitado el calor del abrazo de los amigos, aunque ahora te des cuenta de que no los ves desde hace años y de que has perdido todo ese tiempo de una forma lamentable. Porque te han quitado el contacto con la naturaleza, esa que tanto hemos maltratado y que ahora se defiende del virus en el que nosotros mismos nos hemos convertido…

Precisamente porque no hay nada que reemplace todo eso, es ahora, cuando los días son más largos pero las noches parecen mucho más oscuras, que las consignas mentales deben convertirse en una vacuna frente al desánimo; en una especie de cura de saneamiento interior. Es hora de decirnos a nosotros mismos que el temor no nos sobrecogerá si nuestra conciencia y esperanza permanecen intactas; que somos un milagro cuya supervivencia depende fundamentalmente de nosotros mismos; que debemos pensar en como afrontaremos el nuevo futuro que vendrá; que tenemos la responsabilidad de aprender de esta experiencia de desgarro emocional y económico para que todo este sufrimiento personal y el de tantas otras personas que se han sacrificado por nosotros no sea finalmente en vano…

La postguerra se presenta muy dura y dolorosa, pero saldremos de esta situación y debemos creer que es la oportunidad de corregir nuestro camino; de valorar más y mejor todo lo que se nos ha dado; por responsabilidad, por nuestros hijos, por los que vengan después… Queda mucho que sufrir y un largo sendero lleno de dolor y angustia que recorrer, pero quiero pensar que, en algún momento de ese camino, nos encontraremos nuevamente con las cosas importantes que dejamos atrás y dejaremos atrás las que nos hicieron perderlo en algún momento de nuestras vidas.

Miguel Ángel Beltrán

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Innovación y diferenciación en la industria gráfica.

El packaging es un elemento fundamental en la proyección de la marca. Como tal, las mayores exigencias en su calidad técnica y visual son todo un reto en el escenario al cual se enfrenta la impresión y conversión. Como es obvio, esas mayores exigencias afectarán a buena parte de las dinámicas de la fabricación y condicionarán directa o indirectamente la productividad, los objetivos de sostenibilidad, los costes y sobre todo nuestra rentabilidad.

Siendo prácticos, el objetivo fundamental del impresor no es ganar una carrera para ver quien logra imprimir con más resolución, con más color, más rápido o más barato. El verdadero objetivo es el cumplir satisfactoriamente con los requisitos y expectativas que el cliente ha establecido al respecto de las funcionalidades del propio envase o embalaje y ante todo, hacerlo de forma consistente y rentable.

Con este escenario, los impresores están muy necesitados de alternativas que les permitan responder adecuadamente a ese reto. Para ello, tenemos la suerte de vivir en una etapa de innovación tecnológica absolutamente extraordinaria. Pero las cosas no son tan fáciles como parece, no todo lo resuelve esa innovación.

“Innovación” es una palabra que suena muy bien. Cuando una empresa pretende diferenciar su portafolio de productos o servicios, rara vez no acude de inmediato la palabra “innovación” y la repite constantemente como argumento. Ciertamente todos tenemos claro que hay que innovar y hay cierta ansiedad con ello, tanta que cuando se presenta una nueva solución, difícil resulta no verla identificada en algún momento y en letras mayúsculas como “INNOVADORA!!”, como si por el simple hecho de ser algo nuevo y diferente fuese ya necesariamente algo definitivo ante una determinada necesidad.

El verdadero sentido de “innovar” es el “cambiar”, es hacer las cosas de una manera distinta a como las hemos hecho hasta ahora para intentar mejorar. Normalmente tendemos a pensar que la innovación está en lo original de una tecnología, en su diseño o en las ventajas que propone. Pero no olvidemos que, en realidad, la tecnología no es más que una herramienta que nos ayudará, mejor o peor, a superar nuestros límites o responder satisfactoriamente al reto de diferenciarse y ganar, pero somos nosotros quienes habremos de hacerla funcionar en nuestro contexto de producción.

¿Queremos diferenciarnos para ganar?, pues claro…!. Pero aun siendo una obviedad, una empresa no gana porque sus procesos sean simplemente diferentes o porque invierta en una determinada tecnología, sino porque esos procesos son más eficientes que los de otros. Por lo tanto, se trata de mejorar la eficiencia en todo lo que hacemos, esa es la primera prioridad.

Si queremos ser más eficientes, no solamente tendremos que invertir en capacidad tecnológica; ¿de qué nos sirve invertir en más y más recursos tecnológicos si es posible que aún no sepamos cuáles son las barreras que nos impiden mejorar en las condiciones actuales, donde están en concreto nuestras áreas de mejora o dicho de otra forma, cuales se supone que son las razones fundamentales por las que debemos escoger una determinada alternativa?.

La eficiencia siempre es la prioridad y debe estar presente en todos los ámbitos del trabajo; ya sea en la gestión comercial, en la del diseño, en la de producción, en la logística, etc… Pero es en la impresión, por sus condicionantes, donde probablemente se suelen suceder la mayor parte de las dificultades, ya que imprimir es algo muy complejo por la cantidad de variables que participan y fundamentalmente por la incertidumbre que esas variables provocan en las expectativas que tengamos del resultado.

La incertidumbre es un síntoma de ineficiencia y la ineficiencia es el gran generador de COSTE; es un agujero por donde se escapa nuestro beneficio, nuestra competitividad y nuestro futuro. La eficiencia en los procesos nos permite trabajar en un entorno más predecible. Ser predecibles en la impresión es siempre uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos.

Pero hablar de predecibilidad es a veces tabú, sobre todo en flexografía, sistema de impresión ampliamente utilizado en la industria del packaging. Aquí el hablar de predecebilidad es casi como hablar de milagros y como ya he dicho alguna vez, los milagros no existen en la flexografía, sobre todo teniendo en cuenta lo complejo que resulta el predecir con exactitud lo que va a suceder en un cuerpo impresor sin saber, por ejemplo, cómo se va a comportar una tinta en contacto con un polímero y un sustrato en altas velocidades. Por lo tanto, no se trata únicamente de querer trabajar con más resolución, más velocidad o más color; si queremos ser más eficientes, debemos conocer mejor los factores que pueden condicionar, directa o indirectamente, el rendimiento del conjunto impresor. En este sentido, hay muchos de esos factores que están más allá de las capacidades que pueda aportar la propia tecnología; como la revisión y actualización de procedimientos, la capacitación, el mantenimiento, la calidad de la información, etc.

Debemos luchar por ser competitivos…, debemos hacer las cosas tan bien y ser tan buenos en lo que hacemos que no se nos pueda ignorar. Pero… ¿cómo llegar a ser el mejor?.

Sin duda, deberíamos empezar por trazar un plan y una meta. ¿Cuál es su plan?, ¿lo tiene decidido?. Si no lo ha hecho, tenga en cuenta que es posible que su competencia lo tenga ya y lo esté poniéndolo en práctica, por lo que no hay tiempo que perder.

Si el primer paso de su plan es conseguir mejorar sustancialmente su nivel de eficiencia porque considera que es el camino más corto hacia la rentabilidad, tenga presente el orden de prioridades. El primer recurso es la experiencia y la gestión de nuestro conocimiento como valor que nos define y diferencia de los demás. El conocimiento es la base de todo y en estos nuevos retos a los que nos enfrentamos, ese conocimiento va a ser más importante que nunca. Por lo tanto, debemos saber aprovecharlo bien, analizar nuestro grado de competencia en cada proceso e identificar donde están nuestras fortalezas y debilidades para poder actuar antes de invertir en costosas tecnologías. En otras palabras, debemos desarrollar el talento en las personas, porque no es suficiente con poner en sus manos una nueva y sofisticada herramienta; no solo tiene que haber un “porqué” y un “para qué”, debe existir un adecuado procedimiento de implementación y una formación continua.

La capacitación es una prioridad absoluta en esta nueva revolución tecnológica en la que estamos entrando bruscamente. Si no se actúa a través de ella, si no se trabaja continuamente por superar nuestros límites individuales y colectivos, si no se capacita adecuadamente a la gente para utilizar esas tecnologías correctamente, difícilmente te diferenciarás, no serás más competitivo, no crearás valor para tus clientes o para tu empresa y por descontado, tampoco generarás rentabilidad.

En definitiva, hay que cultivar el conocimiento en aquello que haces o perderás. No importará si inviertes en más tecnología, en la mejor maquinaria, tinta o plancha, ya que sus prestaciones hace tiempo que superaron nuestras propias capacidades de sacarles el máximo rendimiento, por lo que el límite de ese rendimiento siempre quedará definido por el del nivel de ignorancia o conocimientos que el usuario tenga de ella.

Miguel Ángel Beltrán

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ATEF. La importancia del asociacionismo en el sector flexográfico.

Pertenecer a una asociación que promueva iniciativas que beneficien a la industria flexográfica y a los profesionales que la integran es una buena manera de contribuir a su propio desarrollo.

La ATEF (Agrupación Técnica Española de Flexografía), al igual que otras asociaciones de carácter nacional o internacional como la FTA, EFTA o FLEXOFED, se creó con la misión de agrupar empresas y profesionales en el interés colectivo de promover la excelencia en este sistema de impresión y mantener relaciones de colaboración que permitan compartir sinergías y conocimientos. Por ella y durante años han pasado muchos profesionales dispuestos a invertir parte de su tiempo y esfuerzo en aportar ideas, experiencias, propuestas y compromiso para que nuestro sector tenga una carta de presentación conjunta hacia el exterior y hacia sí misma.

Ayer, 25 de Noviembre, fue uno de esos días grandes para el sector flexográfico en España, ya que se celebró en Barcelona la entrega de premios del XIII Concurso de Flexografía, evento que cada dos años organiza nuestra asociación.

Como integrante del Jurado técnico que valoró los trabajos presentados, debo reconocer que resultó muy satisfactorio desde un punto de vista profesional el comprobar como el nivel de calidad aumenta cada año en todas las categorías, en una señal inequívoca del enorme desarrollo que este sistema de impresión ha tenido y sigue teniendo en todos los sentidos, especialmente  el experimentado durante la última década.

Desde otro punto de vista más personal y como apasionado de este sistema de impresión, tengo que decir que, más allá de estas muestras de calidad y capacidad demostradas en los trabajos presentados y después de haber tenido ocasión de compartir conversación con diversos colegas y participantes durante este evento, es agradable comprobar el enfoque que esta nueva generación de profesionales de la preimpresión y de la impresión en flexografía le está dando a su trabajo, con una fuerte convicción hacia la mejora continua en los procesos y hacia el reconocimiento de la importancia, no solo de los avances tecnológicos, también de la formación y especialización.

El equipo de trabajo que, de manera regular, se reune en la Asociación para debatir y desarrollar las distintas actividades que la ATEF pone al servicio de nuestra industria, se ha venido renovando con nuevos profesionales dispuestos a aportar su experiencia y valoraciones al respecto de las nuevas dinámicas y tendencias de la flexografía, con el deseo de poder contribuir con todo ello a construir y enriquecer vínculos en beneficio común. Esto, que debería ser conocido y valorado por el sector, puede que no lo sea todo lo que mereciera, tal vez porque la contribución altruista tiene estas cosas y la prioridad no es la de informar del esfuerzo y compromiso de los integrantes que colaboran con ella, sino el conseguir poner en práctica iniciativas que sean útiles para promocionarlo y ayudarlo a crecer, que es básicamente en lo que está volcada nuestra asociación. Por este motivo, me tomo la libertad de hacer mención a su importancia y transmitirla a quien tenga a bien leer estas líneas.

Hay un número muy importante de empresas y profesionales de nuestro ámbito que están asociados a la ATEF, pero también es verdad que no están todos los que deberían estar. Cierto es que, para la labor que desempeña y como en el caso de cualquier otra asociación, el tener el respaldo de la industria a la que representa es muy importante, pero obviamente el darle un sentido de utilidad a sus iniciativas es fundamental. En base a esto y tal como comentaron ayer tanto Xavier Boadas (actual presidente ATEF) como Jordi Quera e Ignasi Cusí (Presidente y Secretario general de Graphispack respectivamente), la ATEF y el equipo de profesionales que con ella colabora, están trabajando para darle un nuevo impulso a este lugar común donde poder dirigirse para encontrar apoyo y asesoramiento sobre aspectos técnicos, formativos o sobre tendencias. Sin duda esta no es una labor fácil, más teniendo en cuenta los compromisos individuales y los recursos disponibles, pero sí puede ser una tarea posible si realmente hay disposición para hacerla y desde mi punto de vista, ciertamente esa disposición existe.

Dicho esto y teniendo presente que a estas alturas todos conocemos sobradamente la diversidad de segmentos y aplicaciones en el sector de la flexografía y la complejidad técnica que ello conlleva, seguro que también somos cada vez más conscientes de que el escenario se está haciendo día a día más difícil en nuestro objetivo de ser más competitivos y por encima de todo ser rentables, principalmente porque los requerimientos de calidad, medioambientales y de reducción de costes, entre otros, son mucho más exigentes, mientras que la tecnología evoluciona tan rápidamente que a menudo sobrepasa nuestra capacidad para entenderla y para sacarle el rendimiento que necesitamos de ella.

Sin duda, existen muchas razones de peso para contar con una asociación fuerte que sirva de punto de encuentro, de proyección del sector y de apoyo para todos. Por todo ello y cómo profesional que se siente comprometido en la labor de nuestra Asociación, les invito desde aquí a ser partícipes de ella.

MIGUEL ÁNGEL BELTRÁN

 mabeltran@lycongraphics.com     ·     www.lycongraphics.com

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Testigos de una revolución ecológica y funcional del packaging.

Atrás quedó el Baby Boom de los 50´s, cuando el crecimiento de la población provocó un aumento exponencial del consumo y nos empujó en las décadas posteriores a nuevos desarrollos en el envasado que permitieran atender eficientemente la enorme demanda. Fue cuando el mundo empezó a conocer el concepto de envase desechable y las ventajas que este ofrecía, las cuales permitían mejorar no solo la protección y transporte de los productos, sino también la accesibilidad al consumidor. Este contexto trajo consigo un vertiginoso desarrollo en esta industria hasta convertirla en estratégica para la sociedad por las vinculaciones que tiene con ella.

Toda esa evolución entraba en la lógica de entonces, pero ahora esa lógica es otra y también se refleja en nuestra industria. Estamos en una sociedad que vive con prisa; interconectada, ansiosa y extremadamente informada. Los hábitos de consumo cambian con rapidez, son menos predecibles que antes. Ahora las sociedades son culturalmente más diversas, complejas y difíciles de sorprender…

Desde el punto de vista del diseño en el packaging, esa dificultad a la hora de captar el interés del consumidor se traduce en una mayor necesidad de innovar tanto en la imagen visual como en la funcionalidad. En este sentido hemos visto, a lo largo de los años y gracias al desarrollo de nuevos materiales, como el envase ha evolucionado desde la rigidez tradicional hacia conceptos flexibles, permitiendo con ello una gran variedad de formas y características que responden mejor a las necesidades actuales en lo referente al impacto visual, protección del producto, costes de producción, logística o a la reducción de la huella de carbono. Se buscan nuevas formas de atraer, seducir o generar seguridad en el producto y en la marca.

La industria evoluciona en la medida que lo hace la propia sociedad. Desde el punto de vista gráfico, vemos como los diseños precisan de más atractivo y de un respeto absoluto por la identidad de la marca. La tendencia en el diseño apuesta ahora por la sencillez, incorporando imágenes en la que se da mayor importancia al color pero sin estridencias que afecten a la autenticidad del mensaje. Se busca la sutileza a través de la suavidad en el color y en las transiciones. Sutileza no solo en lo visual, también en el tacto del propio envase por medio de acabados o materiales especiales. El minimalismo parece ser una tendencia a futuro en el ámbito del packaging y por supuesto, un desafío adicional para el impresor.

Otro concepto en auge son los materiales biodegradables desarrollados a partir de materias primas naturales. El objetivo principal es la reducción drástica de la generación de residuos y del impacto en el medio ambiente, algo que están asumiendo las grandes marcas como un factor diferencial de sus productos frente a la competencia y al que se añaden otras innovaciones importantes pensadas para conectar mejor con el consumidor; como el concepto de packaging inteligente, los envases adaptados o la personalización.

Sin duda, estamos siendo testigos de una revolución ecológica y funcional en lo referente a la fabricación del envase y embalaje. Llegan nuevas oportunidades y desafíos para los que deberemos estar preparados.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Welcome to the real world of competitiveness in the packaging printing industry.

How to keep safe the confidence of our client?. How can we keep him faithful despite constant attack from our competitors?.

Traditionally, the basis on which is seated the customer loyalty has always been focused on maintaining a proper balance between quality, price and service, but if only one of these  pillars is get weak, that situation will finally drive the customer to be tempted on try other options or directly to accept other offers on the conviction that the trust is broken, so we are not interesting anymore. This is the reality of today’s delicate relationship between customer and supplier.

There is a rule that almost never fails, especially in our Packaging & Printing Industry; compete with a low price in front of the customer is in most of the cases due to the fact that our proposal does not provide enough value to differentiate itself. Moreover, who purchase a service or solution prioritizing the price above the value that they are able to generate, probably will get the opposite of what it´s intended.

It´s time for new approaches…; the decorated stage has become different and some people have not yet realized it. They have not perceived the change and are unprepared. They have not renewed concepts and have not updated their strategies. They have relaxed themselves in the success, so they could be the next to succumb. In fact, the main risk of maintaining a high Market Share for a long time is to believe that we are above the others, being owners of a superior and unbeatable product or service. A slow but certain way to death.

That debacle begin when we lose sight of reality…; “all leadership positions are ephemeral from a market perspective”. Business dynamics in packaging printing industry does not run like a quiet river cruise, but a canoe dropping through turbulent waters in which we must be constantly vigilant if we do not want to dump.

Compete effectively in today’s marketplace requires a big commitment…; optimizing the activity of the organization to focus it more than ever on a satisfactory relationship with the customers. The goal is to anticipate their needs, be effective and efficient, avoid to fail them… But, how can we do that without leaving our comfortable bubble as leaders?.

Customer won’t buy us because we are the best, the biggest, the smarter or who has the most attractive corporate reputation. Customer will buy us if perceives competitive advantages that solves problems and add value. The rest is at the present time something just accessory.

Welcome to the real world!.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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What about efficiency and profit in flexography?

Many years after the leap made by flexography  with the introduction of digital plates (LAM), we are now seeing how the development of new concepts in prepress and system mechanics are definitely driving this printing system to be a real alternative to gravure in practicaly all applications, since is able to deliver similar quality level or even better, but with its own additional competitive advantages.

A couple of years ago, after an interesting discussion with the staff of an important flexible packaging converter, my perception was that our sector has been witness and beneficiary of this great evolution, but also victim of its own acquired defects after so many years working without an accurate procedure due the difficulties to implement a printing standard in this system.

What I mean is it seems that there is a misunderstanding about all these innovations in front of the today´s new challenges in the flexography industry…, so much so that there is the trend to spend efforts, time and money in to invest “right now” in new tools before have understood what is exactly happening on press in order to define which of these tools are exactly needed and how they must be implemented to assure the performance that they can certainly generate.

In fact, it seems that there is a wrong approach about which is our real target in flexo. I’m not sure if the reason of that is because something regarding the last innovations has not been fully understood by the market or simply it has not been correcly explained by those who are promoting their advantages, me included.

The true (my true) is that we are not trying to print “as well as” rotogravure or offset in flexo (because this is not our main priority) and these innovations are not mainly designed to get this. We must print high quality, of course… but “quality” is something more than print at 175 lpi with full tonal range… The real meaning of “high quality” in flexography should be to assure sucessfully all the customer requirements being consistent work by work…, keeping in mind that we must do it aligned with our needs of sustainability, cost saving and profit.

“It´s not only about innovation, it´s also about attitude and approach”.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Lo que nos hace diferentes, mejores o excepcionales en la industria gráfica…

En un sector tan diverso como el de la industria gráfica, en el que existen tantos escenarios distintos, la competitividad de las empresas supone un reto de muy difícil superación teniendo en cuenta que estamos ante un mercado vivo, dinámico, exigente y complejo, realmente complejo…

Superar este escenario no es algo fácil para el impresor, quien se enfrenta a la necesidad de trabajar bajo mayores presiones por parte del cliente y de la competencia, a las cargas fiscales, a las normativas medioambientales, al incremento del precio de las materias primas, a la inexistencia de una mínima regularidad en cuanto a la demanda de fabricación, a unos plazos de entrega incoherentes y a tantas otras dificultades.

¿Y qué decimos de los requisitos de calidad?. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que había un cierto margen de tolerancia en el resultado; se asumían pequeñas variaciones o algunos defectos típicos en la impresión como propios de las limitaciones técnicas en el sistema utilizado y ciertamente era así. Pero esa situación ha cambiado definitivamente y ahora el comprador de impresión no lo acepta; exige el cumplimiento de sus requisitos y estos deben garantizarse independientemente del sistema de impresión con el que se haya llevado a cabo el trabajo. Todo un desafío para la rentabilidad del impresor.

La clave en todo esto suele ser la eficiencia… Y es que a nadie se le escapa que la mejor alternativa para luchar en ese “escenario infernal” es el trabajar sin tregua por ser más “eficientes” y hasta ahí todos lo entendemos…; de hecho, todos nos declaramos entregados en cuerpo y alma a esa cruzada. Sin embargo, es habitual que acabemos engullidos por la misma mecánica de siempre; la del querer fabricar, entregar y facturar el trabajo al cliente lo más rápido posible y caer en la tentación de “dejarnos de zarandajas, que el cliente tiene prisa”.

Y así…, inmersos en la frenética labor de no parar las máquinas en ningún momento, se va abandonando poco a poco el buen análisis del trabajo y vamos sacrificando los puntos de referencia que nos permiten comparar y determinar si hay alguna grieta por donde se nos escapa algo tan importante como es el beneficio, ese concepto que determina si una empresa puede crecer en el futuro o sucumbir a una mediocridad que no le permitirá competir en este nuevo escenario y posiblemente la hará desaparecer.

Más allá de la eficiencia y la productividad, lo que realmente nos hace diferentes, mejores o excepcionales no es nuestra capacidad de producir más, sino la de generar valor en aquello que producimos. El valor que percibe nuestro cliente de aquello que hacemos se materializa a través del cumplimiento de sus requerimientos y expectativas, el nuestro lo hace en forma de rentabilidad, que es lo que le da un sentido a todo negocio. Pero lo fundamental es entender que ninguno de ellos tiene una razón de ser sin el otro.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Los milagros no existen en flexografía.

Las marcas exigen al convertidor de envase y embalaje el cumplimiento de determinados parámetros que no son negociables; la definición y uniformidad de la imagen de marca y producto, una alta calidad constante y predecible, reducción de mermas y costes de producción, sostenibilidad… , todos ellos son aspectos absolutamente críticos y que se deben garantizar. Eso sí…, esa garantía no puede ser a costa de la rentabilidad del impresor.

Cierto es que no se presenta una misma situación en todos los impresores y el orden de prioridades puede presentar ciertos matices entre ellos. En cualquier caso y ante la necesidad de ser competitivos, la plancha flexográfica tiene sin duda un papel fundamental, ya que es uno de los elementos del proceso de impresión que más condicionará la eficiencia y el resultado final de la producción, tanto desde el punto de vista de la calidad como en los de mermas y rentabilidad.

Y aquí es cuando hablamos de la influencia de las variables en ese proceso. Esas famosas y temidas variables de la flexografía que condicionan los resultados y la productividad, nos hacen menos efectivos, incrementan nuestras mermas, el consumo de tiempo y de energía. En consecuencia, son causantes directos de la reducción de nuestros márgenes y de la pérdida de competitividad.

En este sentido, las variables que más nos afectan se producen en el cuerpo impresor y tienen que ver con el proceso de transmisión de la imagen al sustrato. Es decir, el momento en el cual la imagen reproducida en la plancha entra en contacto con la tinta del anilox, la retiene, la transporta y la deposita en él. Por lo tanto, cuando se menciona la plancha como un factor crítico en la generación de esas variables, no se está hablando únicamente de la resolución de la imagen en ella, ni de si está reproducida con mayor o menor lineatura, con una u otra estructura de punto o tratamiento superficial…, ya que estos son aspectos que hoy en día están más o menos bien resueltos en general. A lo que nos referimos es a su capacidad real de transmitir, íntegramente y con precisión, la imagen reproducida en ella a través de su contacto con la tinta y el sustrato, hacerlo además en altas velocidades, con un rendimiento constante y en un entorno que no podemos controlar en su totalidad.

Tengamos claro que de poco sirve haber reproducido una imagen con una definición de miles de pixels por pulgada si luego no somos capaces de generar transiciones tonales y color con ella. Recordemos que el color no lo genera la plancha, lo genera la pigmentación de la tinta y su capacidad de cubrir la superficie del sustrato, la plancha se limita a hacer de medio de transporte. Y es en el desempeño de esa labor donde justamente reside el principal desafío, ya que sin color y sin la generación de valores tonales no vamos a ninguna parte en lo que a la impresión se refiere.

Sin lugar a dudas, ser capaces de hacer esto de manera eficiente, sin que unas variaciones en la impresión provocadas por una pérdida de densidad o una ganancia excesiva de tono nos obliguen a parar la máquina y a tener que afrontar las consecuencias derivadas de ello, es la mejor manera de reducir los costos de producción y de paso, también de cumplir con nuestros objetivos medioambientales.

Por lo tanto, conviene reflexionar a la hora de decidir qué hacer, cómo y con qué herramientas. Esta es la verdadera clave, ya que desde el punto de vista de la preimpresión flexográfica, no existe la herramienta definitiva capaz de responder ante cualquier circunstancia durante la tirada. No existen los milagros en la impresión flexográfica; la experiencia, el procedimiento y la adaptación siguen siendo el único camino.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

 

 

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Un atardecer en la dehesa.

No es fácil atravesar Extremadura sin caer en la tentación de hacer alguna parada para disfrutar de sus paisajes. En las épocas más húmedas del año el contraste del verde saturado de los campos con sus cielos de azul intenso y limpio me resultan espectaculares.

De ruta hacia Lobón, mi pueblo natal, me decidí a hacer una corta parada para disfrutar, aunque solo fuera por unos momentos, de la dehesa extremeña. De esos minutos conseguí la fotografía que encabeza este post…. El olor a hierba fresca y el silencio que se respiraba en aquel lugar, solo interrumpido por el paso del viento a través de las encinas, resultaron una delicia y un alivio después de un viaje de 8 horas de coche desde Barcelona.

La dehesa extremeña es un ecosistema que abarca casi un millón de hectáreas. Se puede disfrutar a través de rutas diversas en las que se tiene la oportunidad de conocer enclaves monumentales y gastronómicos excepcionales que se entremezclan con parajes de gran belleza natural, como el parque natural de Monfragüe.

Cuenta con una gran diversidad biológica, sirviendo además como área de alimentación de muchas de las especies que se refugian en el bosque y en las roquedas. Por ejemplo, las aves carroñeras; alimoches y buitres, que obtienen su alimento de las carroñas provenientes del ganado (vacas, cerdos, ovejas y cabras), así como de las de ciervos y jabalíes. El águila imperial y el lince también encuentran en las dehesas extremeñas un hábitat idóneo donde abunda su base alimenticia principal, como el conejo.

Sin duda Extremadura es una comunidad que hay que visitar alguna vez en la vida. Dicen que es una gran desconocida, tal vez por eso suele sorprender tanto a quien la visita por primera vez. A mi nunca ha dejado de sorprenderme.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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