Todas las entradas por Mabeltranrivera

Lo que nos hace diferentes, mejores o excepcionales en la industria gráfica…

En un sector tan diverso como el de la industria gráfica, en el que existen tantos escenarios distintos, la competitividad de las empresas supone un reto de muy difícil superación teniendo en cuenta que estamos ante un mercado vivo, dinámico, exigente y complejo, realmente complejo…

Superar este escenario no es algo fácil para el impresor, quien se enfrenta a la necesidad de trabajar bajo mayores presiones por parte del cliente y de la competencia, a las cargas fiscales, a las normativas medioambientales, al incremento del precio de las materias primas, a la inexistencia de una mínima regularidad en cuanto a la demanda de fabricación, a unos plazos de entrega incoherentes y a tantas otras dificultades.

¿Y qué decimos de los requisitos de calidad?. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que había un cierto margen de tolerancia en el resultado; se asumían pequeñas variaciones o algunos defectos típicos en la impresión como propios de las limitaciones técnicas en el sistema utilizado y ciertamente era así. Pero esa situación ha cambiado definitivamente y ahora el comprador de impresión no lo acepta; exige el cumplimiento de sus requisitos y estos deben garantizarse independientemente del sistema de impresión con el que se haya llevado a cabo el trabajo. Todo un desafío para la rentabilidad del impresor.

La clave en todo esto suele ser la eficiencia… Y es que a nadie se le escapa que la mejor alternativa para luchar en ese “escenario infernal” es el trabajar sin tregua por ser más “eficientes” y hasta ahí todos lo entendemos…; de hecho, todos nos declaramos entregados en cuerpo y alma a esa cruzada. Sin embargo, es habitual que acabemos engullidos por la misma mecánica de siempre; la del querer fabricar, entregar y facturar el trabajo al cliente lo más rápido posible y caer en la tentación de “dejarnos de zarandajas, que el cliente tiene prisa”.

Y así…, inmersos en la frenética labor de no parar las máquinas en ningún momento, se va abandonando poco a poco el buen análisis del trabajo y vamos sacrificando los puntos de referencia que nos permiten comparar y determinar si hay alguna grieta por donde se nos escapa algo tan importante como es el beneficio, ese concepto que determina si una empresa puede crecer en el futuro o sucumbir a una mediocridad que no le permitirá competir en este nuevo escenario y posiblemente la hará desaparecer.

Más allá de la eficiencia y la productividad, lo que realmente nos hace diferentes, mejores o excepcionales no es nuestra capacidad de producir más, sino la de generar valor en aquello que producimos. El valor que percibe nuestro cliente de aquello que hacemos se materializa a través del cumplimiento de sus requerimientos y expectativas, el nuestro lo hace en forma de rentabilidad, que es lo que le da un sentido a todo negocio. Pero lo fundamental es entender que ninguno de ellos tiene una razón de ser sin el otro.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Los milagros no existen en flexografía.

Las marcas exigen al convertidor de envase y embalaje el cumplimiento de determinados parámetros que no son negociables; la definición y uniformidad de la imagen de marca y producto, una alta calidad constante y predecible, reducción de mermas y costes de producción, sostenibilidad… , todos ellos son aspectos absolutamente críticos y que se deben garantizar. Eso sí…, esa garantía no puede ser a costa de la rentabilidad del impresor.

Cierto es que no se presenta una misma situación en todos los impresores y el orden de prioridades puede presentar ciertos matices entre ellos. En cualquier caso y ante la necesidad de ser competitivos, la plancha flexográfica tiene sin duda un papel fundamental, ya que es uno de los elementos del proceso de impresión que más condicionará la eficiencia y el resultado final de la producción, tanto desde el punto de vista de la calidad como en los de mermas y rentabilidad.

Y aquí es cuando hablamos de la influencia de las variables en ese proceso. Esas famosas y temidas variables de la flexografía que condicionan los resultados y la productividad, nos hacen menos efectivos, incrementan nuestras mermas, el consumo de tiempo y de energía. En consecuencia, son causantes directos de la reducción de nuestros márgenes y de la pérdida de competitividad.

En este sentido, las variables que más nos afectan se producen en el cuerpo impresor y tienen que ver con el proceso de transmisión de la imagen al sustrato. Es decir, el momento en el cual la imagen reproducida en la plancha entra en contacto con la tinta del anilox, la retiene, la transporta y la deposita en él. Por lo tanto, cuando se menciona la plancha como un factor crítico en la generación de esas variables, no se está hablando únicamente de la resolución de la imagen en ella, ni de si está reproducida con mayor o menor lineatura, con una u otra estructura de punto o tratamiento superficial…, ya que estos son aspectos que hoy en día están más o menos bien resueltos en general. A lo que nos referimos es a su capacidad real de transmitir, íntegramente y con precisión, la imagen reproducida en ella a través de su contacto con la tinta y el sustrato, hacerlo además en altas velocidades, con un rendimiento constante y en un entorno que no podemos controlar en su totalidad.

Tengamos claro que de poco sirve haber reproducido una imagen con una definición de miles de pixels por pulgada si luego no somos capaces de generar transiciones tonales y color con ella. Recordemos que el color no lo genera la plancha, lo genera la pigmentación de la tinta y su capacidad de cubrir la superficie del sustrato, la plancha se limita a hacer de medio de transporte. Y es en el desempeño de esa labor donde justamente reside el principal desafío, ya que sin color y sin la generación de valores tonales no vamos a ninguna parte en lo que a la impresión se refiere.

Sin lugar a dudas, ser capaces de hacer esto de manera eficiente, sin que unas variaciones en la impresión provocadas por una pérdida de densidad o una ganancia excesiva de tono nos obliguen a parar la máquina y a tener que afrontar las consecuencias derivadas de ello, es la mejor manera de reducir los costos de producción y de paso, también de cumplir con nuestros objetivos medioambientales.

Por lo tanto, conviene reflexionar a la hora de decidir qué hacer, cómo y con qué herramientas. Esta es la verdadera clave, ya que desde el punto de vista de la preimpresión flexográfica, no existe la herramienta definitiva capaz de responder ante cualquier circunstancia durante la tirada. No existen los milagros en la impresión flexográfica; la experiencia, el procedimiento y la adaptación siguen siendo el único camino.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

 

 

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Un atardecer en la dehesa.

No es fácil atravesar Extremadura sin caer en la tentación de hacer alguna parada para disfrutar de sus paisajes. En las épocas más húmedas del año el contraste del verde saturado de los campos con sus cielos de azul intenso y limpio me resultan espectaculares.

De ruta hacia Lobón, mi pueblo natal, me decidí a hacer una corta parada para disfrutar, aunque solo fuera por unos momentos, de la dehesa extremeña. De esos minutos conseguí la fotografía que encabeza este post…. El olor a hierba fresca y el silencio que se respiraba en aquel lugar, solo interrumpido por el paso del viento a través de las encinas, resultaron una delicia y un alivio después de un viaje de 8 horas de coche desde Barcelona.

La dehesa extremeña es un ecosistema que abarca casi un millón de hectáreas. Se puede disfrutar a través de rutas diversas en las que se tiene la oportunidad de conocer enclaves monumentales y gastronómicos excepcionales que se entremezclan con parajes de gran belleza natural, como el parque natural de Monfragüe.

Cuenta con una gran diversidad biológica, sirviendo además como área de alimentación de muchas de las especies que se refugian en el bosque y en las roquedas. Por ejemplo, las aves carroñeras; alimoches y buitres, que obtienen su alimento de las carroñas provenientes del ganado (vacas, cerdos, ovejas y cabras), así como de las de ciervos y jabalíes. El águila imperial y el lince también encuentran en las dehesas extremeñas un hábitat idóneo donde abunda su base alimenticia principal, como el conejo.

Sin duda Extremadura es una comunidad que hay que visitar alguna vez en la vida. Dicen que es una gran desconocida, tal vez por eso suele sorprender tanto a quien la visita por primera vez. A mi nunca ha dejado de sorprenderme.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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