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El sendero recorrido.

Después de mas de 25 años en lo profesional, siento que es hora de hacer algún balance de los logros alcanzados y de los fracasos afrontados, del tiempo aprovechado y del desperdiciado. ¿Qué es lo que me habría gustado?, ¿qué podría haber hecho mejor?.

Supongo que todos llegamos a un momento en nuestra etapa profesional en el que nos hacemos preguntas sobre nuestras experiencias vividas a través de ella y tratamos de compararlas con las expectativas que fueron marcadas antes de comenzar a afrontar retos y compromisos. Dicho esto y ya que la cosa va de senderos recorridos, debo reconocer que la primera sensación que percibo es la de un cierto desasosiego, ya que mi trazado no ha sido el que marqué en el mapa, ni fue mi objetivo soñado. Por lo tanto, si el balance final debe establecerse comparándolo con mi horizonte inicial, entonces debería entender mi trayectoria como un fracaso, puesto que ha salido definitivamente desviada y me ha llevado muy lejos de donde esperaba estar.

Pero un momento…, ¿me estoy haciendo las preguntas correctas o es que me estoy equivocando en las respuestas?. ¿Realmente son tan importantes nuestras expectativas iniciales en nuestra valoración final o hay algo erróneo que parte de ese deseo, a veces enfermizo, por conseguir la plena satisfacción profesional para colmar un ego interior inconfesable?.

¿Realmente nuestra misión en la vida es simplemente alcanzar el nivel de incompetencia y entonces sentarnos en un sillón a contemplar la obra o se trata de otra cosa algo más compleja?. La verdad es que, más allá del orgullo de destacar en algo, no hay muchas cosas que puedan ser más satisfactorias para un auténtico profesional que el haber contribuido al éxito de un equipo o de una empresa y poder compartirlo con el resto.

Tal vez nuestra humanidad no sea tan egoísta como aparenta ser, si es que es verdad eso de que al final su naturaleza nos empuja instintivamente hacia lo que verdaderamente importa. No obstante, puede que nuestro principal problema sea que somos incapaces de darnos cuenta de ello y esto represente una de las causas por las que algunas personas tienden a ver desequilibrada su autoestima o a acabar ahogados en frustración, sentimiento de culpabilidad o de mediocridad.

Pero lo cierto es que resulta indiferente cual sea tu profesión, tu responsabilidad, el nivel del puesto que alcanzarás…, al final estarás ahí para hacer una labor que de alguna forma estará destinada a ayudar a otros a realizar la suya como parte de un objetivo común. Aunque siendo honestos…, la realidad no es en muchos casos así de ideal.

Para empezar, ni somos sinceros con nosotros mismos ni tampoco lo somos con los demás. En lo profesional impera el egoismo y la falta de generosidad, no comparamos nuestro rendimiento con las expectativas iniciales sino con las de los demás, medimos nuestro éxito en el fracaso de otros y nuestra frustación proviene en realidad de una mezcla corrosiva e inflamable de envidia y ambición que prende frente al fracaso propio y ante el éxito ajeno. Tendemos a dosificar esfuerzos en función de nuestros propios intereses individuales y no en los del equipo, no compartimos experiencia en la estúpida creencia que eso nos mantendrá a salvo en nuestro puesto de trabajo, ni ponemos interés en ser mejores para ser más útiles… En realidad no hay un compromiso real, solo una fachada interesada e individualista que representa un auténtico cáncer para el futuro de cualquier empresa; una lacra contra la que vale la pena perder un par de horas rompiéndose la cabeza para escribir este ladrillo a altas horas de la noche que posiblemente no interese a nadie.

Por lo tanto, si quieres valorar la propia trayectoria profesional, déjate de medallas y de golpes de pecho y piensa con sinceridad en cual ha sido tu aportación a la trayectoria del resto, en qué modo esa aportación ha contribuido a que otros alcancen sus metas y cual ha sido su impacto en el objetivo común establecido. Entonces sabrás si has tenido éxito en tu vida profesional o si en realidad no has sido más que un “bluf” perfectamente prescindible y culpable de su propia frustración, en cuyo caso te invito a trabajar desde ahora en establecer nuevos objetivos, en buscar otro sendero distinto que te lleve a la meta correcta.

Miguel Ángel Beltrán

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Los atajos y recetas mágicas para alcanzar al éxito profesional.

 

Van pasando los años, nos hacemos mayores mientras acumulamos experiencias, éxitos, golpes y frustraciones. Sí…, el tiempo va pasando inexorablemente y se diría que tan rápido que los días suelen acabar con esa sensación del trabajo no completado, del tiempo no aprovechado…

Te levantas pensando en qué nuevas dificultades vendrán, en lo que le dirás a tu cliente, en qué forma deberás afrontar sus exigencias, en qué puedes hacer para superar los obstáculos que te impiden responder eficazmente a ellas. Y no es nada fácil…, sobre todo cuando te has propuesto ser paciente, ético, respetuoso y honesto con los demás y también contigo mismo…

Pero el caso es que las circunstancias marcan las pautas del trabajo; cuando crees haber conseguido centrar tus pensamientos en la búsqueda de una respuesta, de una solución factible o de esa cifra o argumento clave que te permita pensar que eres competitivo, entonces empiezas a percibir que hay algo erróneo en lo que haces. Es esa sensación que te lleva a creer que tu enfoque no es el correcto, que lo único que haces es lo mismo que hacen los demás, que no estás aportando nada nuevo y que, por lo tanto, nada te diferencia respecto del resto.

Las preguntas entonces no se resisten a pasar por tu cabeza, de hecho pasan a través de ella como una apisonadora…; ¿realmente puedo diferenciarme?, ¿estoy haciendo lo correcto?, ¿estoy preparado para esto?, ¿qué demonios estoy haciendo…?

Comienzas entonces a poner en duda tu propio convencimiento y la confianza que siempre has tenido en ti mismo, a flaquear ante el desánimo, empiezas a dudar, empiezas a caer… Pierdes orientación y entras en un bucle de preguntas sin respuesta sobre posibles “recetas mágicas” que te lleven a través del camino correcto, eliges una de ellas y… vuelves a equivocarte.

La parte positiva de esto es que, aunque el ser humano supuestamente es el único animal que tiende a tropezar más de una vez en la misma piedra, también tiene la capacidad de aprender del golpe, de rectificar, de cambiar…, pero eso solo ocurre si logra controlar su consciencia para aprender de sus errores, reconocer sus debilidades e identificar el origen de las mismas para actuar sobre ellas en consecuencia. Éste debería ser el primer paso para mejorar en nuestro mundo profesional, ya que únicamente después de él se estará en condiciones para intentar definir algo tan fundamental como nuestra propuesta de valor, tanto desde el punto de vista profesional como también desde el personal. Y es que… ¿cómo puedes promocionar el valor de un producto si no sabes promocionarte antes a ti mismo y a los valores que te definen como persona?.

En el mundo de los negocios y de la industria se entremezclan pasiones, miedos, desconfianzas y riesgos. La capacidad de transmitir ilusión, pasión y convencimiento en lo que se hace es fundamental y forma parte ineludible de la receta del éxito para un profesional; se trata del combustible que aporta la fuerza necesaria para afrontar los desafíos a los que todos nos tenemos que enfrentar en el día a día de nuestro trabajo. Sin esas claves no hay nada, solo una previsible mediocridad y un más que probable fracaso.

Por lo tanto, no es cuestión únicamente de rebuscar en libros de autoayuda en la tienda del aeropuerto, tampoco de trastear Internet a deshoras o de asistir a sesiones de gurús para que te expliquen las verdades de la vida. No…, no se trata de buscar “recetas mágicas” que ofrezcan milagros, por que realmente nadie las tiene. De lo que se trata es de saber reconducir nuestros pasos y adaptarlos a las circunstancias cuando los golpes de viento nos desvían de nuestro camino.

¿Realmente buscas el éxito profesional?, entonces comienza preguntándote a ti mismo qué significa el éxito para ti. Cuando consigas entenderlo, cuando descubras su verdadero significado y te des cuenta de lo mucho que estabas equivocado, cuando corrijas el desvío en tu camino y logres alcanzar tu meta, entonces trata de compartir tu experiencia para que otros sepan que pueden lograr enderezar el suyo. Transmite tu conocimiento y genera con ello valor útil para otros…, por que en el valor que generes en tu vida profesional estará sin duda alguna el germen del ansiado éxito.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Testigos de una revolución ecológica y funcional del packaging.

Atrás quedó el Baby Boom de los 50´s, cuando el crecimiento de la población provocó un aumento exponencial del consumo y nos empujó en las décadas posteriores a nuevos desarrollos en el envasado que permitieran atender eficientemente la enorme demanda. Fue cuando el mundo empezó a conocer el concepto de envase desechable y las ventajas que este ofrecía, las cuales permitían mejorar no solo la protección y transporte de los productos, sino también la accesibilidad al consumidor. Este contexto trajo consigo un vertiginoso desarrollo en esta industria hasta convertirla en estratégica para la sociedad por las vinculaciones que tiene con ella.

Toda esa evolución entraba en la lógica de entonces, pero ahora esa lógica es otra y también se refleja en nuestra industria. Estamos en una sociedad que vive con prisa; interconectada, ansiosa y extremadamente informada. Los hábitos de consumo cambian con rapidez, son menos predecibles que antes. Ahora las sociedades son culturalmente más diversas, complejas y difíciles de sorprender…

Desde el punto de vista del diseño en el packaging, esa dificultad a la hora de captar el interés del consumidor se traduce en una mayor necesidad de innovar tanto en la imagen visual como en la funcionalidad. En este sentido hemos visto, a lo largo de los años y gracias al desarrollo de nuevos materiales, como el envase ha evolucionado desde la rigidez tradicional hacia conceptos flexibles, permitiendo con ello una gran variedad de formas y características que responden mejor a las necesidades actuales en lo referente al impacto visual, protección del producto, costes de producción, logística o a la reducción de la huella de carbono. Se buscan nuevas formas de atraer, seducir o generar seguridad en el producto y en la marca.

La industria evoluciona en la medida que lo hace la propia sociedad. Desde el punto de vista gráfico, vemos como los diseños precisan de más atractivo y de un respeto absoluto por la identidad de la marca. La tendencia en el diseño apuesta ahora por la sencillez, incorporando imágenes en la que se da mayor importancia al color pero sin estridencias que afecten a la autenticidad del mensaje. Se busca la sutileza a través de la suavidad en el color y en las transiciones. Sutileza no solo en lo visual, también en el tacto del propio envase por medio de acabados o materiales especiales. El minimalismo parece ser una tendencia a futuro en el ámbito del packaging y por supuesto, un desafío adicional para el impresor.

Otro concepto en auge son los materiales biodegradables desarrollados a partir de materias primas naturales. El objetivo principal es la reducción drástica de la generación de residuos y del impacto en el medio ambiente, algo que están asumiendo las grandes marcas como un factor diferencial de sus productos frente a la competencia y al que se añaden otras innovaciones importantes pensadas para conectar mejor con el consumidor; como el concepto de packaging inteligente, los envases adaptados o la personalización.

Sin duda, estamos siendo testigos de una revolución ecológica y funcional en lo referente a la fabricación del envase y embalaje. Llegan nuevas oportunidades y desafíos para los que deberemos estar preparados.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Welcome to the real world of competitiveness in the packaging printing industry.

How to keep safe the confidence of our client?. How can we keep him faithful despite constant attack from our competitors?.

Traditionally, the basis on which is seated the customer loyalty has always been focused on maintaining a proper balance between quality, price and service, but if only one of these  pillars is get weak, that situation will finally drive the customer to be tempted on try other options or directly to accept other offers on the conviction that the trust is broken, so we are not interesting anymore. This is the reality of today’s delicate relationship between customer and supplier.

There is a rule that almost never fails, especially in our Packaging & Printing Industry; compete with a low price in front of the customer is in most of the cases due to the fact that our proposal does not provide enough value to differentiate itself. Moreover, who purchase a service or solution prioritizing the price above the value that they are able to generate, probably will get the opposite of what it´s intended.

It´s time for new approaches…; the decorated stage has become different and some people have not yet realized it. They have not perceived the change and are unprepared. They have not renewed concepts and have not updated their strategies. They have relaxed themselves in the success, so they could be the next to succumb. In fact, the main risk of maintaining a high Market Share for a long time is to believe that we are above the others, being owners of a superior and unbeatable product or service. A slow but certain way to death.

That debacle begin when we lose sight of reality…; “all leadership positions are ephemeral from a market perspective”. Business dynamics in packaging printing industry does not run like a quiet river cruise, but a canoe dropping through turbulent waters in which we must be constantly vigilant if we do not want to dump.

Compete effectively in today’s marketplace requires a big commitment…; optimizing the activity of the organization to focus it more than ever on a satisfactory relationship with the customers. The goal is to anticipate their needs, be effective and efficient, avoid to fail them… But, how can we do that without leaving our comfortable bubble as leaders?.

Customer won’t buy us because we are the best, the biggest, the smarter or who has the most attractive corporate reputation. Customer will buy us if perceives competitive advantages that solves problems and add value. The rest is at the present time something just accessory.

Welcome to the real world!.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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¿Cómo vender valor al cliente si no entendemos lo que significa el valor para él?.

En el sector del packaging, al igual que en otros muchos, se da una circunstancia común en lo referente a la comercialización de tecnologías…, “el concepto no se vende por sí mismo, hay que contextualizarlo correctamente frente a las necesidades y prioridades del cliente”.

En base a esto, tendríamos que empezar por hacernos una sencilla pregunta… ¿Cuál es el motivo por el que ese cliente debería elegir mi solución en lugar de la que proponen otros?. O dicho de otra manera algo más empática…, ¿cómo puedo garantizarle la generación de más valor que mi competencia?.

Este enfoque puede determinar buena parte de las posibilidades de éxito, pero…, ¿cuál debe ser entonces la estrategia?, ¿cómo actuar?, ¿cómo ofrecer planteamientos adecuados?.

Hay quien entiende que obtener el éxito comercial en este ámbito pasa por hacer cuantas más visitas mejor, cuantos más pretenciosos eslóganes mejor o cuantas más promesas mejor… Sin embargo, el verdadero éxito no lo determinará el alcanzar la ansiada firma del contrato, sino la relación futura con el cliente, la cual quedará condicionada por el cumplimiento de todo lo propuesto previamente a lo largo del proceso y de cómo esto sea percibido.

Hay una expresión clásica en la representación comercial que viene a decir algo así…”el objetivo no es cerrar una venta sino ganar un cliente y conseguir fidelizarlo” por lo que, desde mi punto de vista, lo primero que debemos evitar es decepcionarle. En este sentido y en lo concerniente a la comercialización de tecnologías para la producción gráfica, la clave para ello está en contar con una buena información y establecer una buena comunicación con él…, no es posible ofrecer soluciones correctas si no sabemos nada o casi nada del cliente. Dicho de otra forma, ¿cómo podemos pretender ofrecerle herramientas que le generen valor si no entendemos lo que representa el valor para él?.

Por poner algún ejemplo…, hablar de calidad en la impresión como el factor diferenciador de nuestro producto tiene mucho sentido, pero… ¿de qué sirve obtener una gran calidad si no somos productivos?. Por otra parte…, el hablar de productividad en la impresión como factor diferenciador puede ser determinante para convencer al cliente, sí…; pero… ¿de qué sirve la productividad si no somos rentables?.

Por lo tanto…, ¿cómo pretendemos garantizar al cliente calidad, productividad y rentabilidad con nuestro producto si no sabemos qué factores determinarán su rendimiento en ese contexto particular de producción?.

Desde el punto de vista de la comercialización de tecnologías, el enfoque correcto hacia el cliente debe partir de una información de calidad y una correcta valoración e interpretación de la misma. Por lo tanto…, no estamos hablando de la simple labor de un consultor comercial, sino también de capacidad de análisis y transversalidad en su labor.

Saber comunicar con honestidad y claridad la proposición de valor de nuestro producto y crear interés con ello es fundamental. Ser capaz de predecir, a través de la experiencia y de la gestión, cómo esa proposición garantizará la aportación de más valor al cliente es lo que realmente identifica a un verdadero consultor de ventas.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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What about efficiency and profit in flexography?

Many years after the leap made by flexography  with the introduction of digital plates (LAM), we are now seeing how the development of new concepts in prepress and system mechanics are definitely driving this printing system to be a real alternative to gravure in practicaly all applications, since is able to deliver similar quality level or even better, but with its own additional competitive advantages.

A couple of years ago, after an interesting discussion with the staff of an important flexible packaging converter, my perception was that our sector has been witness and beneficiary of this great evolution, but also victim of its own acquired defects after so many years working without an accurate procedure due the difficulties to implement a printing standard in this system.

What I mean is it seems that there is a misunderstanding about all these innovations in front of the today´s new challenges in the flexography industry…, so much so that there is the trend to spend efforts, time and money in to invest “right now” in new tools before have understood what is exactly happening on press in order to define which of these tools are exactly needed and how they must be implemented to assure the performance that they can certainly generate.

In fact, it seems that there is a wrong approach about which is our real target in flexo. I’m not sure if the reason of that is because something regarding the last innovations has not been fully understood by the market or simply it has not been correcly explained by those who are promoting their advantages, me included.

The true (my true) is that we are not trying to print “as well as” rotogravure or offset in flexo (because this is not our main priority) and these innovations are not mainly designed to get this. We must print high quality, of course… but “quality” is something more than print at 175 lpi with full tonal range… The real meaning of “high quality” in flexography should be to assure sucessfully all the customer requirements being consistent work by work…, keeping in mind that we must do it aligned with our needs of sustainability, cost saving and profit.

“It´s not only about innovation, it´s also about attitude and approach”.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Lo que nos hace diferentes, mejores o excepcionales en la industria gráfica…

En un sector tan diverso como el de la industria gráfica, en el que existen tantos escenarios distintos, la competitividad de las empresas supone un reto de muy difícil superación teniendo en cuenta que estamos ante un mercado vivo, dinámico, exigente y complejo, realmente complejo…

Superar este escenario no es algo fácil para el impresor, quien se enfrenta a la necesidad de trabajar bajo mayores presiones por parte del cliente y de la competencia, a las cargas fiscales, a las normativas medioambientales, al incremento del precio de las materias primas, a la inexistencia de una mínima regularidad en cuanto a la demanda de fabricación, a unos plazos de entrega incoherentes y a tantas otras dificultades.

¿Y qué decimos de los requisitos de calidad?. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que había un cierto margen de tolerancia en el resultado; se asumían pequeñas variaciones o algunos defectos típicos en la impresión como propios de las limitaciones técnicas en el sistema utilizado y ciertamente era así. Pero esa situación ha cambiado definitivamente y ahora el comprador de impresión no lo acepta; exige el cumplimiento de sus requisitos y estos deben garantizarse independientemente del sistema de impresión con el que se haya llevado a cabo el trabajo. Todo un desafío para la rentabilidad del impresor.

La clave en todo esto suele ser la eficiencia… Y es que a nadie se le escapa que la mejor alternativa para luchar en ese “escenario infernal” es el trabajar sin tregua por ser más “eficientes” y hasta ahí todos lo entendemos…; de hecho, todos nos declaramos entregados en cuerpo y alma a esa cruzada. Sin embargo, es habitual que acabemos engullidos por la misma mecánica de siempre; la del querer fabricar, entregar y facturar el trabajo al cliente lo más rápido posible y caer en la tentación de “dejarnos de zarandajas, que el cliente tiene prisa”.

Y así…, inmersos en la frenética labor de no parar las máquinas en ningún momento, se va abandonando poco a poco el buen análisis del trabajo y vamos sacrificando los puntos de referencia que nos permiten comparar y determinar si hay alguna grieta por donde se nos escapa algo tan importante como es el beneficio, ese concepto que determina si una empresa puede crecer en el futuro o sucumbir a una mediocridad que no le permitirá competir en este nuevo escenario y posiblemente la hará desaparecer.

Más allá de la eficiencia y la productividad, lo que realmente nos hace diferentes, mejores o excepcionales no es nuestra capacidad de producir más, sino la de generar valor en aquello que producimos. El valor que percibe nuestro cliente de aquello que hacemos se materializa a través del cumplimiento de sus requerimientos y expectativas, el nuestro lo hace en forma de rentabilidad, que es lo que le da un sentido a todo negocio. Pero lo fundamental es entender que ninguno de ellos tiene una razón de ser sin el otro.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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Los milagros no existen en flexografía.

Las marcas exigen al convertidor de envase y embalaje el cumplimiento de determinados parámetros que no son negociables; la definición y uniformidad de la imagen de marca y producto, una alta calidad constante y predecible, reducción de mermas y costes de producción, sostenibilidad… , todos ellos son aspectos absolutamente críticos y que se deben garantizar. Eso sí…, esa garantía no puede ser a costa de la rentabilidad del impresor.

Cierto es que no se presenta una misma situación en todos los impresores y el orden de prioridades puede presentar ciertos matices entre ellos. En cualquier caso y ante la necesidad de ser competitivos, la plancha flexográfica tiene sin duda un papel fundamental, ya que es uno de los elementos del proceso de impresión que más condicionará la eficiencia y el resultado final de la producción, tanto desde el punto de vista de la calidad como en los de mermas y rentabilidad.

Y aquí es cuando hablamos de la influencia de las variables en ese proceso. Esas famosas y temidas variables de la flexografía que condicionan los resultados y la productividad, nos hacen menos efectivos, incrementan nuestras mermas, el consumo de tiempo y de energía. En consecuencia, son causantes directos de la reducción de nuestros márgenes y de la pérdida de competitividad.

En este sentido, las variables que más nos afectan se producen en el cuerpo impresor y tienen que ver con el proceso de transmisión de la imagen al sustrato. Es decir, el momento en el cual la imagen reproducida en la plancha entra en contacto con la tinta del anilox, la retiene, la transporta y la deposita en él. Por lo tanto, cuando se menciona la plancha como un factor crítico en la generación de esas variables, no se está hablando únicamente de la resolución de la imagen en ella, ni de si está reproducida con mayor o menor lineatura, con una u otra estructura de punto o tratamiento superficial…, ya que estos son aspectos que hoy en día están más o menos bien resueltos en general. A lo que nos referimos es a su capacidad real de transmitir, íntegramente y con precisión, la imagen reproducida en ella a través de su contacto con la tinta y el sustrato, hacerlo además en altas velocidades, con un rendimiento constante y en un entorno que no podemos controlar en su totalidad.

Tengamos claro que de poco sirve haber reproducido una imagen con una definición de miles de pixels por pulgada si luego no somos capaces de generar transiciones tonales y color con ella. Recordemos que el color no lo genera la plancha, lo genera la pigmentación de la tinta y su capacidad de cubrir la superficie del sustrato, la plancha se limita a hacer de medio de transporte. Y es en el desempeño de esa labor donde justamente reside el principal desafío, ya que sin color y sin la generación de valores tonales no vamos a ninguna parte en lo que a la impresión se refiere.

Sin lugar a dudas, ser capaces de hacer esto de manera eficiente, sin que unas variaciones en la impresión provocadas por una pérdida de densidad o una ganancia excesiva de tono nos obliguen a parar la máquina y a tener que afrontar las consecuencias derivadas de ello, es la mejor manera de reducir los costos de producción y de paso, también de cumplir con nuestros objetivos medioambientales.

Por lo tanto, conviene reflexionar a la hora de decidir qué hacer, cómo y con qué herramientas. Esta es la verdadera clave, ya que desde el punto de vista de la preimpresión flexográfica, no existe la herramienta definitiva capaz de responder ante cualquier circunstancia durante la tirada. No existen los milagros en la impresión flexográfica; la experiencia, el procedimiento y la adaptación siguen siendo el único camino.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

 

 

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Un atardecer en la dehesa.

No es fácil atravesar Extremadura sin caer en la tentación de hacer alguna parada para disfrutar de sus paisajes. En las épocas más húmedas del año el contraste del verde saturado de los campos con sus cielos de azul intenso y limpio me resultan espectaculares.

De ruta hacia Lobón, mi pueblo natal, me decidí a hacer una corta parada para disfrutar, aunque solo fuera por unos momentos, de la dehesa extremeña. De esos minutos conseguí la fotografía que encabeza este post…. El olor a hierba fresca y el silencio que se respiraba en aquel lugar, solo interrumpido por el paso del viento a través de las encinas, resultaron una delicia y un alivio después de un viaje de 8 horas de coche desde Barcelona.

La dehesa extremeña es un ecosistema que abarca casi un millón de hectáreas. Se puede disfrutar a través de rutas diversas en las que se tiene la oportunidad de conocer enclaves monumentales y gastronómicos excepcionales que se entremezclan con parajes de gran belleza natural, como el parque natural de Monfragüe.

Cuenta con una gran diversidad biológica, sirviendo además como área de alimentación de muchas de las especies que se refugian en el bosque y en las roquedas. Por ejemplo, las aves carroñeras; alimoches y buitres, que obtienen su alimento de las carroñas provenientes del ganado (vacas, cerdos, ovejas y cabras), así como de las de ciervos y jabalíes. El águila imperial y el lince también encuentran en las dehesas extremeñas un hábitat idóneo donde abunda su base alimenticia principal, como el conejo.

Sin duda Extremadura es una comunidad que hay que visitar alguna vez en la vida. Dicen que es una gran desconocida, tal vez por eso suele sorprender tanto a quien la visita por primera vez. A mi nunca ha dejado de sorprenderme.

Miguel Ángel Beltrán   ·   mabeltran@lycongraphics.com

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